La otra guerra
Varios activistas y periodistas saharauis han asegurado que sus cuentas de
Facebook han sido bloqueadas. Entre ellos el autor de este artículo . Al parecer
se trata de una práctica para la que Marruecos habría entrenado a miles de
personas. Estos elementos seleccionan una cuenta por su cercanía a la causa
saharaui y presentan una gran cantidad de denuncias en un breve periodo de
tiempo, lo que lleva a Facebook a bloquearla o restringir sus contenidos. Pero
esto no es más que una pequeña batalla en la otra guerra que las partes han iniciado
y aquí aportamos algunas de sus claves.
Desde la ocupación marroquí en 1975 el
territorio saharaui se ha caracterizado por las restricciones que Rabat ha
impuesto para el acceso de periodistas y observadores internacionales. En la
actualidad esto facilita a Marruecos el control del relato. Una estrategia de
la inteligencia marroquí se puede observar en la agencia MAP, donde dedican el
apartado de «noticias falsas» a desmentir los contenidos que van apareciendo
sobre el Sahara. MAP cita informaciones que han circulado sobre el conflicto y
las desmiente aportando un relato alternativo de los acontecimientos. Lo que
viene a decir la agencia gubernamental marroquí es «no te creas eso y créete
esto».
Otra estrategia ha consistido en hacer un
seguimiento de todos los contenidos que aparecen sobre el conflicto saharaui y
en la parte de «comentarios» vuelcan un número importante de comentarios y
aclaraciones favorables a las tesis de Rabat. De esta forma quien lee la
noticia podrá confirmar lo que lee si es favorable a Marruecos o entrar en duda
si la noticia es contraria a lo que este país considera «integridad
territorial».
Sabiendo que los comunicadores que
habitualmente cubren la información de esta región estos días se ven obligados
a acudir a fuentes oficiosas y a la información de las redes sociales para
después construir la noticia que acaba llegando al lector, los servicios de
inteligencia se han empleado a fondo. Uno de los objetivos que el Majzen se ha
marcado ha sido precisamente mermar la credibilidad de la parte saharaui. La
estrategia se ha basado en el empleo de hassanohablantes para que difundieran
bulos a través de las redes sociales (generalmente por WhatsApp) y que estos
terminen llegando a profesionales de agencias y soportes de comunicación.
Cuando el periodista indaga pocas veces puede confirmar lo que llega. Uno de
los primeros casos fue filtrar que el Polisario había capturado a más de 60
prisioneros marroquíes y había matado a otros tantos. También se difundió de
forma interesada que el Ejército saharaui se había hecho con un número
importante de vehículos de las Fuerzas marroquíes. Esto lógicamente provocó la
euforia de muchos saharauis pero cuando fueron pasando las horas y el Gobierno
saharaui no confirmaba estos hechos la gente comenzó a sospechar. En el Parte
de Guerra no se mencionó nada de eso quedando en evidencia que era todo un
montaje.
Con ello también se persigue un efecto
psicológico. Después de la euforia, cuando el ciudadano certifica que la
noticia es falsa sufre una decepción. Esto repetido, cree la parte marroquí,
puede tener efectos para la motivación y la implicación de los saharauis en la
guerra. Como ha asegurado el Gobierno de la RASD la guerra no solo se reduce al
muro, sino que abarca a todo el territorio saharaui. Para amortiguarlo
Marruecos ha movilizado a sus colaboradores en las ciudades ocupadas tratando
de sembrar dudas en los ciudadanos del interior sobre la guerra. También se ha
movido Marruecos en el exterior tratando de neutralizar las acciones de
solidaridad con el pueblo saharaui que se están organizando. Son Ilustrativos los
ejemplos de París —convocando una contra-manifestación en el mismo lugar y a la
misma hora para favorecer actos violentos— y Valencia, en la primera semana de
guerra.
Parece pues quedar demostrado que la
guerra no solo se reduce a los bombardeos del Ejército saharaui. Es evidente
que las armas han variado mucho con respecto al anterior conflicto. A las
bombas, misiles, cazas y armas tradicionales se ha sumado el arma del relato.
La credibilidad es una batalla paralela que contribuye para los avances.
Afortunadamente la causa saharaui no necesita acudir a las maniobras que
realiza el Majzan pero si necesita a soldados que manejen bien el arma de la credibilidad.
Ahora que la parte saharaui va descubriendo por dónde va el enemigo debe tener
claro que el manejo de los contenidos en redes sociales y prensa es crucial
para ganar esta guerra. Todos los saharauis pueden convertirse en soldados
claves en cada batalla.
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